Después de varios años de sequía en el suroeste de Australia, las condiciones en los últimos meses han sido perfectas para que emerjan las ratas. Hay mucha comida, humedad y pocos depredadores. Los agricultores luchan a diario contra una plaga que les causa agotamiento físico y mental.
Davi MouraChristian Garavaglia
Una plaga de ratas está asolando partes del sudeste de Australia. Además de causar daños a los cultivos agrícolas, también están royendo los cables eléctricos y telefónicos, provocando incendios en los hogares e interrumpiendo las comunicaciones. Los agricultores dicen que han estado solicitando ayuda al gobierno durante meses, y a principios de mayo se anunció un paquete de 50 millones de dólares para combatir el flagelo de las ratas.
Expertos y residentes creen que esta es la peor plaga que han enfrentado en muchos años en la región, luego de una larga sequía que ya había golpeado la economía local. Pero fue justamente el fin de la sequía, con la rápida recuperación de las granjas, el factor principal para que las ratas comenzaran a reproducirse en masa.
Norman Moeris, agricultor de la localidad de Gilgandra, dice que su granero de heno fue destruido por ratas, dejándolo con pérdidas equivalentes a más de 40 mil dolares.
Las ratas pueden producir una camada de seis a diez crías en unas pocas semanas. En toda la temporada de reproducción, una sola hembra puede dar a luz hasta 500 roedores. Ahora, con la población de plagas fuera de control, las ratas se están moviendo más allá de las granjas y hacia los hogares urbanos, para escapar del inicio del invierno.
Los expertos advierten que la plaga de ratas podría afectar a Sídney en unas pocas semanas, con las heladas de invierno obligándolas a trasladarse a regiones más cálidas. Se esperaba que la lluvia y las temperaturas más suaves redujeran significativamente su número antes de la siembra de cultivos de invierno, sin embargo, ambos tuvieron poco impacto.
Impactos
Además de devorar las cosechas, las ratas muerden a las personas mientras duermen, entran en las cañerías y roen los electrodomésticos. A poca distancia de Sídney, en la granja de la familia Fragar, las plagas se comieron hasta los dedos de los pollos en sus corrales. En la granja de los Fragar, las ratas se dispersan a medida que amanece, deslizándose como una cascada por los costados de las lonas que cubren el heno y desapareciendo en los huecos y la hierba. Por cada ratón visible, hay muchos otros ocultos.
Las ratas han agregado tareas desagradables a la rutina de muchas personas. Los comerciantes colocan trampas y ahogan las ratas que capturan. Los residentes queman ratas muertas en los "crematorios" en patios traseros. Las tiendas de comestibles limpian la harina que cae al piso de los paquetes mordisqueados. Los trabajadores del hospital colocan difusores en las salas de espera en un intento infructuoso de enmascarar el hedor de los cadáveres de roedores en descomposición.
Una familia en Nueva Gales del Sur, Australia, se quedó sin hogar después de que las ratas infestaran su hogar y royeran parte del cableado, lo que provocó un incendio. Según el sitio web australiano News.com.au, Rebekah Ward, madre de tres hijos, estaba fuera de la propiedad cuando recibió una llamada de un amigo advirtiéndole sobre el incendio, regresando rápidamente a la propiedad, que ya estaba consumida por las llamas.
Hasta ahora, no hay expectativas de cuándo las autoridades podrán contener la población de ratas.